Origen de Don Pelayo e inicio de la Reconquista
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Ambrosio de Morales (Córdoba, 1513 - 1591, humanista, historiador y arqueólogo español)
Los arqueólogos del castillo de Gauzón consideran que la batalla de Covadonga pudo ser una continuación de las actitudes de una clase noble asturiana que defendía de forma combativa sus intereses.
Covadonga. Rey Pelayo con la Cruz de la Victoria (apartado 6, noticias).
En la explanada de la Basílica .
ÍNDICE
1.- ¿Cuál es el origen de Pelayo?
2.- ¿Por donde penetraron los musulmanes en
Asturias?.
3.- ¿Cuál pudo ser el motivo desencadenante de la insumisión de
Pelayo?
4.- La expedición de castigo.
5.- Después del triunfo.
6.- Noticias:
¿Quién era Pelayo? (resumen de la tesis doctoral de Armando Besga Marroquín (?).; “Es imposible demostrar la existencia de don Pelayo", asegura el historiador Hemry Kamen. ; Asturias y Cantabria luchan por Pelayo, pero ¿qué dice la historia?.; Cangas de Onís hace la representación "Astures: Pelayo, nuestro Rey" con la coronación del rey Pelayo en los aledaños del puente "romano".; La Cruz no estuvo en la Victoria de Covadonga .; Pelayo y Abamia: entre la historia, el mito y la tradición.
7.- BIBLIOGRAFÍA.
Palacio de Revillagigedo y estatua del rey Pelayo. Julio 2020
En ésta página WEB, se hace un esbozo, de la densa
Historia de Asturias. El presente fichero, cuyo índice se
adjunta, trata sobre el origen del Reino de Asturias y la Reconquista,
el resto de la información, para un mejor acceso del internauta, se ha fragmentado en los
siguientes capítulos:
"Asturias Patria Querida". De donde procede, la letra y música?
La primera bandera de Asturias. La tutela de la
Iglesia en el Reino de Asturias.
Origen del Reino de Asturias. Arte e historia.
Cómo era la corte
del reino de Asturias.
Todos los Reyes
asturianos. Desde D. Pelayo a Alfonso III el Magno.
Historia de Mieres. Condado de Mieres
Origen de Oviedo y
el Arca Santa.
Historia, origen y Curiosidades de Gijón
Señorío de Avilés.
El Territorio del Privilegio de Teverga.
BIBLIOGRAFÍA REINO DE ASTURIAS.
sito en el museo del Prado
1.- ¿Cuál es el origen de Pelayo/Belay (en las crónicas árabes)?
Hay que tener presente, que los testimonios árabes, fueron redactados en época cercana a los
acontecimientos de 718-722, mientras que las "crónicas" de
Alfonso III, distan más de 150 años, de los hechos, pero
cada uno puede contar la historia "según le va en ella"....
La Crónica de Alfonso III el "Magno", en su
versión "a Sebastián" alude expresamente a la huida
hacia Asturias y más allá de los Pirineos de los supervivientes
de la batalla de Guadalete (711).
Los autores árabes confirman que, en
efecto, un individuo llamado Pelayo resistió al hostigamiento de los ejércitos
musulmanes, pero que éstos cesaron sus ataques al comprobar que sus partidarios
habían quedado reducidos a treinta hombres acompañados de diez mujeres que
apenas si podían sobrevivir.
La idea de que Pelayo era un caudillo
local encuentra fundamento en estos relatos y en ciertos detalles contradictorios
de las crónicas asturianas.
Todo ello cuadra con lo que conocemos
sobre estas zonas, que en tiempos del reino visigodo siempre habían sido
conflictivas. Esto mueve a pensar que Pelayo era uno de esos
jefes que afloraron después de la conquista árabe, enriscado en un terreno
de difícil acceso y que contaba con el apoyo de las poblaciones de la zona.
Para el poder hegemónico, se tratara éste del
romano, del visigodo o del árabe, este tipo de caudillos eran siempre un
quebradero de cabeza y no había cosa que ansiaran más que verles abandonar las
alturas y establecerse en el llano, manteniendo así sobre ellos un control que
evitara sus posibles desmanes. Es evidente que los árabes fracasaron en este
empeño.
Entre los que se acogieron a la
tierra de los asturianos figuraría, según la crónica "a Sebastián", Pelayo,
nombre romano, a quien se hace hijo del duque Favila.
En la
redacción Rotense, se indica que Pelayo era espatario (equivalente a un guardia
de corps actual) de los
reyes Vitiza/Witiza y Rodrigo.
La crónica Albeldense, nos presenta a
Pelayo en Asturias, viviendo como un particular en el valle de
Cangas de Onís, quizás dedicado a la cría del
asturcón (caballo fuerte y
pequeño muy apreciado por los romanos).
Tras su expulsión de
Toledo por Witiza , donde se encontraría en el tiempo en que los
musulmanes ocuparon la Península y se limita a decir
lacónicamente que "una vez que España fue ocupada por los
sarracenos, éste (Pelayo) fue el primero que inició la
rebelión contra ellos en Asturias".
Los historiadores
recientes, suponen, que Pelayo era de origen godo con fuerte
arraigo familiar entre los astures, siendo conocido por los
clanes que habitaban aquellas montañas.
Sánchez-Albornoz indica
que Pelayo era miembro de una familia caída en desgracia, simple
individuo de la guardia real, teniendo un cargo demasiado
secundario.
La crónica Albeldense, cuenta que por un motivo
ocasionado por la esposa, Witiza golpeó en Tuy (Galicia) con un bastonazo la
cabeza de Favila, padre de Don Pelayo, lo que produjo después su
muerte.
Cuando Witiza ocupa el trono de su padre, Pelayo fue
desterrado de la ciudad de Toledo, a causa de lo ocurrido con su
padre y se une a su tío D. Rodrigo.
Hay quién supone que el Duque Favila (padre de
D. Pelayo) pertenecía al linaje de los reyes Recesvinto y Chindasvinto, y que
tenía el ducado de Cantabria y por tierras asturianas, en donde Pelayo habría
vivido, de hecho las crónicas atribuyen posesiones de D. Pelayo en Siero y
Piloña.
Por ésta razón, es muy probable que después de la derrota en la batalla
de Guadalete en vez de huir a Narbona (Francia) como la mayoría, lo hiciese a
Asturias en donde había vivido y tenía parientes, amigos....
Pelayo fue proclamado rey
a la manera visigótica: alzándole sobre el escudo, como en los
tebeos de Asterix. Claro que el título de rey no tenía el mismo
sentido que ahora. Pelayo fue elegido según los métodos de la
Monarquía goda, por una parte electiva y por otra parte
hereditaria.
En la Monarquía asturiana se dan estas dos facetas,
Gracia Noriega lo compara con el rey Arturo
Son reyes fundadores
de dos monarquías que luego serán constitutivas del mundo
moderno: España e Inglaterra. Arturo es un personaje casi por
completo legendario, mientras que Pelayo es un personaje
histórico con aspectos legendarios.
Tal vez por eso sobre el rey
Arturo existe una literatura amplísima y muy buena, y sobre el
rey Pelayo es de andar por casa cuando no decididamente mala.
Luís Suárez, catedrático emérito de la Autónoma de Madrid.
No entiende «que pueda haber polémica
sobre los restos de Pelayo,
¿cómo va a haber constancia?.
No
tenemos la menor idea de dónde está enterrado Pelayo.
El gran
problema de mucha gente hoy en día es la fantasía. No puede
hablarse tampoco de una tradición importante que fije el lugar
de enterramiento. El Romanticismo planteó habitualmente estas
cosas».
Suárez considera que «incluso se cuestiona la misma
figura de Pelayo aunque al respecto hay más certeza. Una certeza
relativa, claro.
Figura en una crónica musulmana que habla de
Pelayo, luego confirma su existencia y dice además algo muy
importante, habla de Pelayo el romano, el rumi. Y es que Pelayo
es un nombre romano, no es un nombre godo. Cualquiera sabe,
aunque estuviese en la corte del rey visigodo podría haber sido
descendiente de alguna de las grandes familias del rey
visigodo»,
«tampoco tenemos mucha seguridad de qué ocurrió en
Covadonga.
Aunque se ha admitido siempre que se dio esa batalla y
no hay por qué dejar de admitirlo.
Pelayo se liga a Covadonga
pero no sabemos la importancia de la batalla. Quizá no tuvo
mucha trascendencia en sí misma pero posiblemente para las
generaciones posteriores fue importante.
La resistencia vence a
los musulmanes, que de esa forma no pueden quedarse en Gijón,
que era su gran fortaleza. Una fuerza de resistencia y ahí
empieza lo que más adelante se llamó Reconquista.
En aquel
momento no era una Reconquista, era sólo una resistencia».
añade Luis Suárez. «Hasta Alfonso II no hay una forma de
Estado, existe sólo un movimiento de resistencia o como se
quiera considerar.
La primera vez que se crea un reino y logrando
que eso tenga importancia es con Alfonso II cuando se hace el
Palacio y se establecen relaciones con Carlo Magno y lo que está
pintando entonces en Europa. Esa es la novedad».
El historiador
asturiano destaca que «hay conciencia de que se están
defendiendo como en otros valles o lugares del norte de la
Península donde los mulsulmanes o no son capaces de llegar o de
montar una colonización. En cuanto a la restauración de Abamia,
me parece bien, con su polémica pero, ¿cuándo no hay
polémica?».
Por su parte,
Faustino
Menéndez-Pidal, miembro de número de la Real Academia de la
Historia.
Considera que
«Pelayo es una figura histórica y también mítica porque en su
tiempo no tenía el valor que después logró. Mítico no quiere
decir que sea falso.
Existe constancia histórica pero ligera y a
partir de hipótesis porque entonces sin duda habría otras
personas destacadas aunque al final todo aquel contexto se cifra
en sólo una.
De estarse viviendo entonces problemas, como
obviamente había, habrían surgido asimismo otras personas
destacadas pero todo eso se ha acabado centrando en una. Es la
hipótesis más lógica.
Y la batalla de Covadonga, lo mismo.
Si
duda se produjeron muchas escaramuzas pero todo se centra al
final en Covadonga. El triunfo cristiano se centra y cifra sólo
en una y, claro, parece exagerado».
En relación a la cruz de
Pelayo, opina que «hay que tener en cuenta tanto la cruz como la
joya. Todos los caudillos cristianos tenían, como lo que hoy
llamaríamos como bandera, una cruz.
A los asturianos los imitaron los
reyes de Pamplona.
De eso hay testimonios escritos irrebatibles.
Y de ahí nace la costumbre de hacer cruces votivas. Había
muchas. Lo que sin embargo está ya un poco fuera de la realidad
o de la lógica es considerar las armas del Principado, la cruz,
como resultado de la enseña de Pelayo y no de la joya», «no se
puede hablar de reino» en referencia a la realidad asturiana del
siglo octavo «ese término como todos, no ya el término sino el
concepto, ha variado muchísimo.
Reino viene de rey, claro, y las
diferencias son enormes. Entre Felipe II y el actual rey de los
belgas las diferencias son abismales y sin embargo a todos los
llamamos rey.
Pues con un reino pasa lo mismo. En ese momento no
hay concepto de reino. Existe el jefe o caudillo o guía de un
pueblo. No hay otra idea. Ni se puede hablar de un territorio
delimitado. Esas ideas son muy posteriores».
Manuel Fernández, catedrático emérito de la Universidad de Salamanca.
Cree que «por supuesto Pelayo se convierte
en algo mítico pero con un trasfondo real e histórico.
Hay
enfrentamientos entre las fuerzas del emir musulmán y un
caudillo de la nobleza visigoda que es Pelayo.
Asturias se
convierte en el último reducto con una historia heroica. Las
fuerzas en liza quizá no fueron de gran magnitud, unas avanzadas
de caballería árabe y un puñado de aguerridos soldados
visigodos que acompañaban a Pelayo con algunos montañeses
astures.
Pero el hecho es real, no cabe duda, y la resonancia es
inmensa pues cambia el panorama, los que cedían pasan a
avanzar», destaca que «los árabes no estaban tan a gusto en
Asturias como en Andalucía.
La expedición que entró en
Asturias era reducida y tras ese revés y las montañas y la
humedad vieron que aquello no era lo suyo. Estaban desambientados
y si a eso se suma la acción de los hombres, sea el enemigo
visigodo que quería su tierra o los asturianos pues acabaron
abandonando unas tierras que no les decían nada. Se repliegan al
sur del sistema central y quedará como tierra de nadie lo que
ahora es Castilla León».
Manuel Fernández subraya que «los
visigodos son derrotados en Guadalete sin apoyo de la población
hispano romana. Sólo esa falta de apoyo explica una derrota tan
fulminante. No es un pueblo sino apenas una cúpula militar
visigoda la que es vencida. En el caso de Pelayo es al revés.
Los astures están al lado del grupo visigodo que dirige Pelayo y
ahí empieza la línea de continuidad real de la España
cristiana y medieval.
La evolución secular que les lleva primero
a León. Pura continuidad, no se hablará ya de godos y de
hispanorromanos. Ahí es donde se conjuntan y compenetran y
fusionan los dos pueblos, la élite visigoda militar y
aristocrática y el pueblo y en este caso el pueblo asturiano.
Covadonga es un mito pero no una falsedad o un espejismo».
Respecto a Abamia, Manuel Fernández considera que «la avala la
tradición y eso tiene un valor. A veces en todas estas cosas hay
bases falsas pero suelen arrancar de hechos reales y en este caso
la tradición es aceptable siempre y cuando documentalmente no se
demuestre que los supuestos restos de Pelayo están en otro sitio
o que lo que allí se encontró pertenezca a otro personaje.
Hay
misterios sobre el último momento de la vida de los seres
humanos aunque sean muy importantes. Aconsejo prudencia y me
remito a los especialistas en el Alto Medievo».
Monumento al rey Pelayo. Primer rey de España en Cangas de Onís.
César Garcia de Castro, historiador avilesino
Duda del origen noble de Pelayo, pues en uno de los escritos hablan de un tal Pelayo y lo nombran como un soldado
Las
narraciones dicen que el padre de Pelayo era un duque en la
actual zona de Galicia, y que su nieto heredó su nombre, Favila.
pero no hay un sólo registro que atestigüela existencia de un
noble con tal nombre en toda la genealogía goda, y si fuese cierto su
vástago fuese un simple soldado.
García de Castro indica que no se puede negar la evidencia,en 2018 no podemos seguir pensando como en 918.
2.- ¿Por donde penetraron los musulmanes en Asturias?.
Sánchez-Albornoz ha
reconstruido el itinerario de las expediciones musulmanas de
conquistas del NO de España, en su mayoría siguiendo las vías
romanas.
En Asturias penetraron a través del Camín Real de la
Mesa, se trata de una
antigua vía romana que va por la zona alta, evitando así las
emboscadas, tuvo gran importancia militar en aquella época e
iría por (León – Torrestío (León) – Puerto de La
Mesa (Asturias) que está cerca del Puerto de Ventana - Puerto de
La Magdalena – Puerto de San Lorenzo – Cuevallagar ( con preciosas vistas de la Sierra del
Aramo, Oviedo, valle del Trubia, etc..) – Valle de Trubia – Oviedo
– Gijón.
Nos presentan como gobernador a
cierto MUNUZA, musulmán berebere, "compañero de Tarik" cuya autoridad se
extendería a todas las tierras de esas Asturias transmontanas.
De él dice la Crónica Albeldense, coincidiendo con el texto
rotense de la alfonsina, que "cumplía en la ciudad de
Gijón las órdenes de los sarracenos sobre los astures".
En
Asturias, viviría Pelayo sometido a la autoridad del prefecto
musulmán, gozando de tranquilidad por su sometimiento y acaso
asumiendo ciertas responsabilidades sobre su propia región y su
pueblo.
3.- ¿Cuál pudo ser el motivo desencadenante de la insumisión de Pelayo?
La crónica "Rotense" dice que enamorado Munuza
de la hermana de Pelayo, amores que éste no veía con buenos ojos, el gobernador
decidió enviarlo a Córdoba "con el pretexto de una comisión". Aprovechando ésta
ausencia, el musulmán se une en matrimonio con la hermana de Pelayo, provocando
la reacción de éste.
Hay quien opina, que se unió a ello, algún tipo de
conflicto relacionado con el pago de tributos a los nuevos gobernadores
musulmanes.
Así opina el historiador medieval Javier Fdez Conde, en
su libro Diálogos orientales (2016) indica que
"La
rebelión asturiana frente al Islam tuvo motivos
económicos", y que "Pelayo tenía un poder local y
se unió a otros que tampoco querían ser sometidos a la
tributación de los
invasores" (lne 26 febrero 2016).
Rey Pelayo. Primer rey de España
Pelayo se ve forzado a escapar del acoso de las tropas encargadas de
su captura y están a punto de prenderle en Brece y logra ponerse a salvo
cruzando el río Piloña, refugiándose en las estribaciones de los
Picos de Europa, sintiéndose seguro en aquella fortaleza natural , "un gran monte cuyo nombre es Auseva",
dice la Crónica rotense de Alfonso III, e "hizo correr sus órdenes por entre
todos los astures", alentándoles a la insumisión contra los dominadores
musulmanes y siendo elegidos por aquellos "su príncipe".
"A Sebastián" altera
profundamente los pasajes, hace de Pelayo un caudillo elegido por la propia
nobleza visigoda refugiada en la región. Lo más probable es, que aquella
rebelión haya tenido una raíz popular, por otra parte los historiadores
musulmanes Isa al-Razi e Ibn-Hayyan se refieren al caudillaje de Pelayo, sin
aludir para nada la intervención en ella de la nobleza visigoda.
Según Sánchez-Albornoz y otros historiadores,
Indican que el comienzo de la rebelión y
del principado efectivo de Pelayo sobre los astures, debe situarse en el año
718, coincidiendo con el valiato de al-Hurr, año en el que tradicionalmente se
venía datando el encuentro de Covadonga.
Debió de mediar algún tiempo entre el
estallido de la rebelión y las campañas emprendidas por los musulmanes para
sofocarlas, pues a Córdoba no causaba ninguna inquietud, por lejana e
insignificante y por tener empresas más urgentes que atender, como la
consolidación del dominio sobre la Península y el avance por la antigua Galia
Gótica.
En el 721, es designado valí de al-Andalus para suceder a al-Samh,
sucesor a su vez de al-Hurr y muerto en combate contra los francos, el yemení
Anbasa, que regirá los destinos de la España musulmana hasta el 726.
Es entonces
cuando se decide la expedición de castigo para reducir a los rebeldes ástures y
reintegrarlos a la obediencia
Los arqueólogos del castillo de Gauzón consideran que
la batalla de Covadonga pudo ser una continuación de las actitudes de una clase
noble asturiana que defendía de forma combativa sus intereses. La fortaleza que
desde las marismas que recubrían el entorno de la ría avilesina quiere brillar
ahora como un nuevo faro en las incógnitas sobre la historia del reino de
Asturias.
La Santa Cueva de Covadonga
4.- La expedición de castigo.
Los primeros encuentros entre los musulmanes y rebeldes, debieron ser favorables a aquellos, pero Pelayo y los suyos, buenos conocedores del terreno, se repliegan en el valle de Cangas de Onís, los atraen hacia la parte más angosta del mismo, cerrada ya completamente por el monte Auseva, último y ventajoso refugio de los fugitivos.
Allí tuvo lugar el encuentro final y decisivo entre los musulmanes y los astures, según las dos versiones de la Crónica de Alfonso III que nos habla de la "coba dominica" (Covadonga). Ésta versión la refuerzan los historiadores árabes.
Los ástures dominaron el terreno desde la cueva excavada en la roca del monte Auseva, infligieron una derrota a las tropas musulmanas, muchos encontraron la muerte entre ellos el jefe Alqama y otros fueron hechos prisioneros, como el obispo Oppa.
Cortada la retirada hacia Cangas de Onís, una parte de los musulmanes huyeron hacia el sur (Vegas de Buferrera y Enol, puertos de Ostón, cruzan el Cares, ascienden hasta Amuesa, Bulnes, puertos de Aliva y valle de Liébana, siguen el curso del río Deva hasta Cosgaya donde, dicen las crónicas, que hubo un desprendimiento de tierra/sliping/argayu, que sepultó a muchos musulmanes e hizo que otros perecieran ahogados, aunque las crónicas lo atribuyen a la intervención de la divina providencia.
Munuza, conocedor del descalabro musulmán, huyó de la ciudad marítima de Gijón, trabando combate con los ástures y encontrando la muerte él y su tropa en el lugar llamado Olaliense, que lo ubican en el Concejo de Proaza, valle del río Trubia.
Lo cual quiere decir que pretendían huir por la ruta más directa, que accedía a la calzada romana de La Mesa.
Cruz de La Victoria en la Basílica de Covadonga.
Ramón Menéndez Pidal hizo la siguiente traducción de "La Crónica" de Alfonso III. sobre la batalla de Covadonga.
"El obispo Opa, subiendo a un ribazo frente a la Cueva Sagrada (cova domnica, Covadonga), habló:
PELAYO, Pelayo ¿Donde estás?
El Cual, respondiendo desde una abertura (o natural ventana) de la peña, dijo:
Heme aquí!!..............
"Nuestra esperanza está en Cristo: este pequeño monte
será la salvación de España, y de la gente de los
godos".............
El obispo se vuelve al ejercito (sarracenos y dice)
"Apresuraos a cambatir: ya veis como me ha respondido..............
5.- Después del triunfo.
Cuenta la leyenda, que tras la batalla de Covadonga le fue entregado a
Pelayo, una cruz de madera con la cuál se alzaría con la victoria sobre
los invasores musulmanes gracias a la intervención divina.
Esa cruz
fue custodiada con celo por los descendientes de Pelayo, primero en la iglesia de la Santa Cruz de Cangas de Onís y mas tarde en la Cámara Santa de Oviedo, siendo "la cruz de la Victoria",
recubierta de oro y piedras preciosa y donada a la catedral de
Oviedo, por el rey Alfonso III y su esposa Jimena en el año 908.
El reino de Asturias se consolida como
una alternativa al emirato de Córdoba, y se identifica con la Cruz, el orden,
con le esencia del a Hispania romana y goda, frente al invasor extranjero.
No quedó ningún musulmán en las
Asturias transmontanas, poblándose la tierra y restaurándose
las iglesias, así aparece en la Crónica "a
Sebastián" la figura del rey asociada a dos funciones:
- La reorganización del poblamiento.
- La tutela de la iglesia.
Pelayo establece el centro de poder
en Cangas (Cangas de Onís), próximo a Covadonga, quizás por
posible vinculación familiar a la zona, muy romanizada, y con
toda seguridad, cristianizada antes de la insumisión. La propia
geografía favorecía la elección, bien protegida por su
proximidad a los Picos de Europa le daba carácter defensivo,
ante posibles ataques.
Poco tiempo después se asocia con sus
vecinos los cántabros. La versión rotense de la Crónica de
Alfonso III dice:
<< Poco tiempo después (del
encuentro en el lugar Olaliense) vino a Asturias Alfonso, hijo de
Pedro, duque de los cántabros, de linaje regio. Tomó por esposa
a la hija de Pelayo, llamada Ermesinda. Este junto con su suegro
y también después, logró muchas victorias. Y entonces, por fin,
volvió la paz a la tierra >>.
Nada sabemos de esas posibles
batallas a las que alude y de las que no se hace mención en la
refundación erudita de esa crónica ni en la Albeldense.
Tanto
ésta como la crónica regia coinciden en la datación de la
muerte de Pelayo en la era 775 (año 737), tras diecinueve años
de reinado.
Con posterioridad algunos escritos sobre incursiones
musulmanas en terreno asturiano, así se citan las campañas
dirigidas por Hisham I en 794 y 795 contra el reino ovetense,
acaudillado entonces por Alfonso II el Casto, y que seguirán
también en el retorno a sus bases sureñas..................
6.- NOTICIAS
¿Quién era Pelayo?
(resumen de la tesis doctoral de Armando
Besga Marroquín (?)
El mito fundacional de Asturias es la batalla de
Covadonga en el 718. Un enfrentamiento que tuvo lugar en las montañas astures
entre un ejército musulmán y fuerzas indígenas astures lideradas por un
caudillo, Pelayo o Pelagius. La victoria de los norteños supuso el arranque de
un largo proceso de siete siglos conocido como La Reconquista que terminaría en
1492 con la toma de Granada y la expulsión de los musulmanes de la Península
Ibérica. (diccionario de la RAE)
Bueno, hasta aquí el mito fundacional, que como todos
ellos tendrá parte de verdad y mucho de imaginación, pero lo cierto es que en
las crónicas medievales cristianas, donde se habla de un Pelayo o de un Belai
al-Rumi (Pelayo el romano) si son las musulmanas, se le muestra como líder de
las revueltas en el norte de Hispania, al frente de las tropas insurrectas
astures. Conozcamos un poco más sobre él.
La cuestión de si era un noble godo o un caudillo
indígena es un debate que aún sigue abierto en la historiografía contemporánea.
Por un lado están las fuentes
cristianas monásticas en las que hay una evolución del personaje
que va cambiando con el paso de los años y en la que se ve cómo se adapta la
figura legendaria a los intereses y necesidades políticas de reyes posteriores.
Esta adaptación tiene como objetivo la legitimación de una monarquía cristiana
como continuadora de una goda. Es decir, el reino de Asturias es el sucesor del
reino de Toledo. Con esta estrategia reyes como Alfonso III entroncan su linaje
con los reyes cristianos (visigodos) previos a la conquista musulmana y
defienden su estatus frente a otros pretendientes.
En el 754 se escribe la Crónica Mozárabe, en la que no se menciona a ningún duque, o líder
llamado Pelayo que lidere la revuelta contra los musulmanes. Tradicionalmente
se considera que la Mozárabe es la continuación de la Historia de los Godos
(Historia de regibus gothorum, escrita por Isidoro de Sevilla). En esta crónica
se cuentan hechos de los reyes y nobleza goda. Ni Pelayo ni la batalla de
Covadonga se mencionan, lo que resulta sospechoso si fuera noble o hijo de
noble de los godos.
En la Crónica
Albeldense, escrita en el 880, es decir, bastante posterior a la
anterior, simplemente se dice que Pelayo era un godo expulsado de Toledo por
Witiza, y que es elegido Princeps entre los astures enfrentándose a los
musulmanes, incluido Munuza.
No será hasta el 887 cuando en la Crónica Rotense aparezca una
historia novelesca según la cual Pelayo sería un espadero (jefe de la guardia)
de los reyes Witiza y el propio Rodrigo. La familia de Pelayo huiría a las
montañas del norte buscando refugio. Allí, como parte de la nobleza entraría en
contacto con el gobernador Munuza que tenía su puesto de mando en la ciudad de
Gijón. La narración sigue contando cómo el gobernador musulmán se enamora de la
hermana de Pelayo y ante la negativa de éste a entregarsela lo expulsa a
Córdoba donde es encarcelado. El joven consigue escapar y se refugia de nuevo
entre las tribus astures de las montañas con las que había tenido contacto.
El mito ya estaba creado y se perpetuará durante toda
la época Moderna, recibiendo un nuevo impulso durante el siglo XIX en adelante,
cuando se buscan los orígenes de las naciones en los sucesos medievales y se
construye la identidad de las naciones contemporáneas. Pero el análisis de
nuevas fuentes tanto escritas como arqueológicas nos están permitiendo
desmontar el mito y presentar una figura de Pelayo con multitud de nuevos
matices. El primero que no parece sostenerse su origen visigodo.
En la búsqueda de fuentes no interesadas en sostener la continuidad
del Ordo Gothorum en la monarquía astur debemos acudir a las crónicas
musulmanas y a las fuentes cristianas no monásticas.
La mayoría de cronistas musulmanes hablan, bien es
cierto que muy posteriormente, de un Belai Al-Rumi (Pelayo el romano) al que
atribuyen origen astur sin dudarlo. Al Maqqari (S. XV) por ejemplo parece
recoger parte de la tradición cristiana en el sentido de que cuenta como el
caudillo natural de Asturias, en Galicia (en referencia a la Gallaecia
romana) fue atrapado en el norte por las tropas musulmanas y llevado a Córdoba,
de donde escapó para volver a su tierra en las montañas y allí agrupó a los
rebeldes entre las tribus indígenas.
Ibn Jaldún ya en el siglo XIV dice “Estos
reyes son de una familia de Galaecia; cierto es que Ibn Hayyan (siglo XI) dice
que que son descendientes de los godos, mas tal opinión es errónea a mi
parecer, pues esta nación había perdido ya el poder y rara vez ocurre que una
nación que lo ha perdido llegue a recobrarlo. Era una nueva dinastía que reinaba
sobre un nuevo pueblo, pero sólo Dios conoce la verdad.”
Cuando dice que son una nueva dinastía, en mi opinión,
parece hacer referencia a que son una nueva familia real, que crece en el
territorio del antiguo reino o territorio de Gallaecia que habría perdido todo
su poder desde la invasión musulmana. No podemos caer en el mismo error de
considerar a Pelayo sucesor del reino de Galicia, como tampoco lo consideramos
sucesor del de Toledo. La invasión musulmana supuso una ruptura de las
instituciones y el orden social anterior, como en toda conquista, de la que surgen
nuevos reinos y entidades de gobierno.
Se trata del Asturorum Regnum del testamento de
Alfonso III, y cuando habla de un nuevo pueblo debe referirse al que surge del
pueblo astur y los refugiados cristianos, es decir que rompe con la continuidad
con el pueblo godo que pretenden los cronistas monásticos cristianos y que
dominaba Hispania a la llegada de los musulmanes. Por ejemplo en el
testamento de Alfonso II se menciona que Pelayo fue rey de los cristianos y
astures, lo que parece ser una separación entre estas gentes.
Seguramente provenía de una familia de la nobleza
astur. Su nombre era Pelagius (marino en latín) un nombre común en el noroeste
de Hispania en su tiempo, y que tiene origen romano. Sabemos que tenía
propiedades en el centro y el oriente de Asturies, como parece indicar la
documentación no monástica de siglos posteriores, por ejemplo en los
testamentos de Alfonso II y Alfonso III donde se mencionan territorios que
pertenecieron a Pelayo en estas zonas y además los relaciona con el castillo de
Fozana construido en el siglo VI por las élites astures. Es decir, que antes de
la llegada de los musulmanes ya tenían posesiones en el territorio lo que
contradice que fuera un godo escapado al norte justo en el momento de la
invasión.
Y así están las cosas en la actualidad. La
historiografía contemporánea hace una interpretación crítica de las fuentes
cristianas monásticas posteriores al momento de Covadonga y detecta una serie
de contradicciones que no se ven refrendadas ni por la documentación no monástica
de la época, ni por las crónicas musulmanas posteriores. Estas discrepancias
pueden explicarse con las nuevas fuentes y sobre todo deshechando el mito
continuista que el poder cristiano medieval impuso en la Historia.
En lo que todos parecen estar de acuerdo es que Pelayo
es el primer rey después de la invasión musulmana y que las fuentes posteriores
le situan como cabeza de un linaje que impulsó la expansión de un territorio
que luego sería conocido como Reino de Asturias por todo el norte.
Se le menciona como Princeps de los Astures y
Cristianos (testamento de Alfonso II) elegido en el 718 en el monte Auseva en
un concilio entre los astures como su lider. Es notorio que es elegido a la
manera indígena. Unos astures que se habían rebelado contra el poder de los
visigodos en repetidas ocasiones (lo que hace cada vez más improbable que
eligieran a un enemigo como su lider para enfrentarse a otro enemigo). En ese
hecho nace un “nuevo pueblo” (¿podríamos llamarle ya asturiano?), con un rey,
un territorio que defender y un propósito, pasar a la ofensiva sobre el
ejército invasor musulmán, luchando al modo indígena, es decir, como habían
hecho los astures contra Roma, al abrigo de las montañas y en una guerra de
guerrillas.
Creo que es en este contexto como hay que interpretar
el mito de Covadonga y seguramente el que luego sería conocido como el origen
de la Reconquista, que como veis, de recuperación del reino de Toledo tenía más
bien poco, extendiendose su influencia en este primer momento sobre territorios
indígenas, poco romanizados, y quizá aún menos cristianizados, como el
centro-oriente de Asturias (todavía hay persecuciones contra los magi, o
sacerdotes paganos, por reyes posteriores a Pelayo). Posiblemente el
cristianismo fuera cosa de una reducida élite en este momento, algo muy alejado
de la figura cristiana y recuperadora del mundo godo que nos presentan las
crónicas.
Como rey, Pelayo recupera los territorios que
coinciden con su área de influencia familiar, es decir, el oriente y el centro
de Asturias, y establece la corte en Cangas de Onis donde reinó durante 18
años. Sin embargo no estable su corte en Gijón, la principal ciudad astur de su
tiempo, seguramente por necesidades estratégicas y de defensa que hacian de
Cangas un lugar más fácilmente de defender por la proximidad de las montañas.
En ese tiempo contrajo matrimonio con Gaudiosa, un
personaje oscuro del que no parece haber consenso de si existió realmente con
ese nombre. El único que lo menciona es el cronista Ambrosio de Morales en el siglo
XVI, y parece una invención del autor. El nombre significa Gozosa o Agradable a
Dios y era muy popular en la Hispania altomedieval.
Tuvieron dos hijos. Favila, sucesor natural de Pelayo
como rey de la monarquía astur y que fue muerto por un oso. Ermesinda, la hija
del rey, contrajo matrimonio con Alfonso I, hijo del Dux de Cantabria y en ese
punto comienza otra etapa de la historia que se escapa ya de este post.
Según la Rotense, la más extensa en
detalles, Pelayo fue enterrado en la iglesia de Santa Eulalia de Abamia, un
templo del que lo que se ve actualmente es del siglo XII pero está constatado
uno anterior del siglo VIII que concordaría con la crónica. En esa iglesia hay
un sepulcro vacío que se supone contuvo durante algun tiempo los restos del rey
ya que según el propio Ambrosio de Morales, el rey Alfonso X el Sabio, ordenó
su traslado a la cueva de Covadonga donde se encuentran actualmente. Allí
podeis ver aún el sepulcro con la inscripción que lo atestigua y que dice que
en él se hallan también los restos de su esposa y su hermana. También este
punto es objeto de debate (celtica septiembre 2020).
“Es imposible
demostrar la existencia de don Pelayo",
asegura el historiador Hemry Kamen.
El historiador Henry Kamen asegura que
las dinastías reales siempre han sido rechazadas por los españoles a causa de
su origen extranjero
El
historiador británico Henry Kamen se ha propuesto desbrozar la historia y
separar el mito de la realidad. Para
desilusión de Vox, que ha hecho de la Reconquista 'leitmotiv' de su discurso,
duda muchísimo de la existencia misma de don Pelayo. Felipe
II
no designó a Madrid como capital de la nación, sino que
se limitó a trasladar
allí a su corte y gobierno. Y en el siglo XVII el pueblo no
se relamía ante la quema de herejes
y judaizantes en los autos de fe. Esta fantasía es
producto de la imaginación de los novelistas, pues el
público en aquella época
no era tan entusiasta ni numeroso en este tipo de ceremonias, a la que
casi
nunca asistían los reyes. El desmentido a todos estos bulos
figura en el libro 'La invención de España.
Leyendas e ilusiones que han construido la realidad española' (Espasa).
«Es imposible demostrar documentalmente la existencia de don Pelayo, quien
según reza la leyenda, infligió una derrota a los musulmanes en el año 722.
Para empezar en esa época no había reyes», asegura este hispanista nacido en la
actual Myanmar, educado en el Reino Unido y ahora afincado en Barcelona.
La historia de Pelayo tiene más
trazas de leyenda que de gesta. Unos cronistas lo presentan
como asturiano, otros como visigodo, los hay que lo ubican en Cantabria. El
tenido como «primer rey de Hispania» es un montaje falaz, según Kamen, quien no
niega que existiera una escaramuza militar de cristianos contra musulmanes que
frenara el avance de los segundos. «El rey Pelayo y los suyos se parecen a un
grupo de mafiosos que luchaban contra los árabes en Asturias», aduce. Eso sí, en Covadonga ha
florecido un próspero negocio turístico promovido por los gobiernos del
Principado.
Cree que la monarquía siempre ha
tenido problemas para ejercer de elemento aglutinador de la nación. «En gran
parte es debido a que los españoles siempre han rechazado las dinastías reales
por su origen extranjero; primero los Austrias porque eran alemanes, luego los
Borbones por franceses y lo mismo ocurre con la Casa de Saboya, dado que Amadeo
I era un turinés. Felipe V, por ejemplo, durante toda su vida habló francés».
La
inexistencia de una letra oficial para el himno nacional es una prueba palpable
de que los españoles no comparten las mismas emociones. Por
de pronto, a principios del siglo XX el Estado aceptó como himno la Marcha
Real, lo que hace que adolezca de un defecto grave, según el hispanista. El
hecho de que represente a la familia real y no a la nación y que carezca de
letra impide la identificación con ella. Lo mismo ocurre con la
bandera rojigualda, impugnada por las fuerzas independentistas y alejada de las
señas de identidad de la izquierda.
«Los españoles siguen manteniendo su
identidad regional, de la que nunca han renegado. Durante
la Guerra Civil, miles de simpatizantes de la República huyeron de España y se
fueron a México. Cuando se reunían, nunca celebraban la idea de
España. Siempre enaltecían la identidad de las pequeñas regiones a las que
pertenecían. Eran encuentros entre gallegos, vascos, aragoneses. Pero no entre
españoles».
A
Kamen le parece una mala idea la tipificación penal de la apología del
franquismo, sobre todo porque su andamiaje ideológico es tan pobre que es
difícil definirlo. «¿Qué es el franquismo?
El régimen no tenía ideología, al principio asumió
los ideales de los falangistas, a los que Franco acabó expulsando de su
gobierno. Es verdad que el franquismo exalta la violencia,
pero esto existe en todos los países y regímenes. Gritar 'Viva Franco' es un
acto de tontos, pero nada más. Lo veo como un ataque a la libertad de
expresión».
La
idea de los orígenes primigenios de la nación española está trufada de tópicos
y malentendidos. A Kamen le chirría esa afirmación de Julián Marías que
considera a España «la primera nación que ha existido». A juicio del
hispanista, esta aseveración no se basa en ninguna evidencia histórica, a pesar
de que la creencia ha conseguido gran arraigo. Para el historiador es un mito,
como lo es la visión de que judíos, musulmanes y cristianos convivieron en
armonía. Una
interpretación errónea en la que se basó Rodríguez Zapatero para postular su
Alianza de Civilizaciones.
Hasta
la misma idea de que el cristianismo conduce a la fundación de España es un
mito: «A partir de la Reforma, el clero español se dio cuenta del terrible
estado de la religión entre los españoles. La Iglesia envió a misioneros a
España para la conversión del pueblo español al catolicismo». Es más, «los
católicos practicantes apenas sumaban en Sevilla el 5% de la población cuando
se levanta el ejército de Franco». Algo sorprendente en un territorio que fue cuna de
famosos inquisidores (heraldo
1 marzo 2020)
Asturias y
Cantabria luchan por Pelayo,
pero ¿qué dice la historia?
Así fue la evolución a través de
los siglos de la figura del primer rey de Asturias rodeada por el mito
Tres presidentes del norte y del
presente llegaron a importantes acuerdos este fin de semana en Liébana, el
asturiano Adrián Barbón,
el gallego Alberto Núñez Feijoo y
el cántabro Miguel Ángel Revilla,
descubrieron juntos un hito del inicio del Camino de Santiago y
también unieron esfuerzos para impulsar la energía eólica en sus territorios de cara a
la recepción de fondos europeos. Pero aunque la unión y la cordialidad fue
la tónica predominante en la cumbre cantábrica, sí es cierto que hubo momentos
de discrepancia por el origen del rey Pelayo en las charlas informales. Revilla reivindicó para Cantabria
el nacimiento del rey astur, por la tradición que lo fija en Cosgaya y Barbón
replicó que, en todo caso, esa zona era en aquellos tiempos también parte de
Asturias.
¿Lo era? ¿Qué sabemos
realmente del Pelayo histórico, el personaje de carne y hueso más allá
de toda la leyenda que envuelve al primer rey de Asturias? A la primera
pregunta se puede responder un sí con matices. En aquella alta Edad Media no
había una Asturias como la actual, había Asturias de Oviedo (que encajaría casi toda ella en el
área central y un poco más de la autonomía presente), unas Asturias de
Santillana que se extendían desde el oriente de la comunidad casi hasta
Torrelavega y, durante un tiempo, incluso hubo unas Asturias de Tineo en el
occidente. El profesor de Historia de la Universidad de Oviedo, Miguel Calleja,
advierte sobre la imposibilidad de trasladar nuestro concepto contemporáneo de
frontera y territorio a la forma de ver el mundo de los hombres y mujeres del
lejanísimo siglo VIII. «La idea de poder supralocal casa mal con la época»
señaló Calleja indicando que los rebeldes de la cornisa tenían la intención de
reconstruir «un poder regio» pero todavía les faltaba mucho (siglos de
hecho) para lograrlo. «Hasta el siglo XII no se empieza a trazar con claridad esa idea de frontera y
en todo caso para lo habitantes la diferencia puede ser a quién pagan
impuestos, el diezmo, al obispo de Oviedo o al de Burgos».
Del Pelayo legendario se
conocen muchos mitos pero ¿qué conocen los historiadores
sobre la persona
real? «Apenas nada. No es que fuera una sociedad que no
escribiera sino
que se perdieron casi todos los
documentos. Anteriores al 900 apenas tenemos 30 originales».
Será después, serán otros reyes de Asturias, luego
de León, luego de Castilla y luego de España los que
irán contando si versión interesada de Pelayo y no es
monolítica ni mucho
menos. Cambiará con el tiempo y cada cambio nos dirá
más de la época en la que
se escribe una crónica sobre Pelayo que sobre el propio Pelayo.
De esa evolución de las
distintas versiones del rey astur trató el propio Calleja en una
conferencia
ofrecida en 2018 bajo el título «Pelayo y Covadonga:
la construcción
histórica de un mito». Hay quien llega incluso a dudar de
la existencia de
Pelayo pero haberlo lo hubo, tanto las crónicas cristianas como
las musulmanas
coinciden en relatar una insurrección en las montañas del
norte y que se agrupó
alrededor de un líder carismático, quizá con
vínculos familiares en la zona,
quizá con un predicamento basado en el prestigio o en un
vasallaje clientelar.
El profesor hace notar que entre los relatos más antiguos
está el de Ibn Hayan de Córdoba quien
describe a un Pelayo que «criticaba a sus compatriotas por
su cobardía,
por su sometimiento, por la pérdida de la tierra de
sus padres, por la indefensión de
sus mujeres e hijas».
Es decir, en ese
testimonio no hay una referencia tanta a la religión, mucha menos a la nación,
como a la resistencia a la ocupación, a la lucha frente a las tropelías de los
invasores. No hubo una batalla de Covadonga con miles de contendientes ni mucho
menos con intervención de la providencia, pero sí hubo un choque bélico y ambos
bandos lo recogen, los cristianos magnificado y los musulmanes reduciéndolo
casi a una reyerta entre peñascos.
La primera relectura de
Pelayo llega con Alfonso III, cuando empieza a consolidarse el reino asturiano,
es aquí cuando la intervención divina cobra peso en el relato y, sobre todo,
los reyes asturianos tienen un manifiesto interés por fijar un linaje ligado al
territorio y heredero de los godos de Toledo porque, esto es importante, su
expansión será más legítima. Pero ese crecimiento futuro hacia el sur lleva
implícita una decadencia de la leyenda de Pelayo. Conforme Asturias se diluye
en el reino de León y luego en el de Castilla, la primera batalla legendaria
pierde relevancia.Las crónicas pasarán por otros reyes y sobre todo otros
obispos con mucho más predilección por hacer de Pelayo y la batalla de
Covadonga no tanto restaurador de un reino de este mundo como de la fe
católica, y esa será la versión predominante en la Baja Edad Media y luego en
el Imperio como primera piedra de una España que es la espada de dios en la
Tierra.
Todos los Pelayos están
deformados pero la primera deformación más cercana a la que hoy concebimos se
fragua en el estado liberal del siglo XIX cuando empezará a identificarse ya
con una idea moderna de nación, el origen de España, con las ventajas para el
liberalismo hispano de poder asociarse también a la monarquía y el catolicismo.
Desde entonces, hasta el paroxismo nacionalcatólico del régimen franquista se
llevó así a la lectura más extrema de Pelayo, identificado con una idea de
España autoritaria y monolítica, con una visión casi integrista de la religión
con la que, probablemente el Pelayo histórico del siglo VIII tenía muy poco o
nada que ver. No es ni mucho menos una versión que se pueda dar por muerta y,
de hecho, fue la reivindicada por Vox en la misma Covadonga, emulando
a Gil Robles en 1934, con la que inició su campaña electoral en los
comicios de 2019.
«En el Antiguo Régimen,
Pelayo y Covadonga son referentes para la dinastía regia. Con la formación del
Estado liberal, en el siglo XIX, se identifican con la nación, con una nación
que es la oligarquía, la única que tiene derechos políticos. El centenario de
2018 debe servir para entender y proyectar, y para preguntarse cómo puede
adaptarse el mito a la sociedad democrática del siglo XXI», concluía su
conferencia Calleja tres años atrás. Y esa pregunta todavía sin respuesta nos
lleva al presente inmediato. ¿Por qué Revilla y Barbón debatieron sobre a quién
era más afín el rey Pelayo. Porque todavía está por fraguarse la versión del
presente, en una España democrática, que casi siempre mira a Europa para sus
anhelos, y en la que las identidades todavía son cuestión de aguerridos
debates.
Cangas
de Onís hace la representación "Astures: Pelayo, nuestro
Rey" con la coronación del rey Pelayo en los aledaños del puente
"romano"
¡Nobles jefes astures! ¡Valerosos guerreros!
Hasta
ahora nunca me había parado a pensar que soy ante todo producto de esta tierra.
¡Soy un hijo de esta tierra!
En mi casa siempre se me dijo que éramos una de
las principales familias godas, y así se consideraba mi difunto padre Favila y
mi tío Veremundo, aquí presente", aseveró con orgullo y rotundidad el 31 de agosto de 2017,
Pelayo, en el transcurso de la representación de "Astures: Pelayo, nuestro
Rey", desplegada entre "les llastres", rocosas y grisáceas, de
El Puentón, al pie de una hoguera, bajo el famoso Monumento Nacional de Cangas
de Onís, a la vera del río Salia (Sella), y seguida con enorme interés por
cientos de espectadores.
Según recogen arcaicos escritos, Pelayo había sido
elegido como jefe o líder de astures y cántabros en la antigua Cánicas, allá
por el verano del año 718, a través de una asamblea, y a propuesta de Tarano,
jefe del clan astur de Abelania.
Todos ellos hostigarían a los invasores
musulmanes hasta derrotarles en la batalla de Covadonga, en la cueva de las
faldas del monte Auseva, logrando contagiar la rebelión a todo el norte
peninsular.
Reinó desde el año 722 hasta su fallecimiento en el 737
-historiadores aseguran que recibió sepultura en la iglesia de Santa Eulalia de
Abamia (Corao)- en un territorio de libre ocupación, estableciendo su corte en
Cangas de Onís
Veremundo, señor godo de Argandenes;
Tarano, jefe de
los astures de Abelania;
Claudio, potentado romano del valle de Boiges;
el
Padre Gladila -caracterizado por Fran Rozada, cronista oficial de Parres-, en
el papel de sacerdote cristiano;
Ermesinda, hermana de Pelayo;
Gaudiosa -a
cargo de la canguesa Bertina G. Prieto-, nieta de Tarano;
Tioda, soldado a las
órdenes de Pelayo, y el propio caudillo -interpretado por el actor Javier
Uriarte Pinilla-,
fueron los personajes de la puesta en escena en los
alrededores del puente "romano", con guión de Álvaro Solano
Fernandez-Sordo, quien ejerce de profesor del Área de Historia Medieval del
Departamento de Historia de la Universidad de Oviedo.
Al mediodía del 31 de agosto de 2017, domingo, bajo reluciente y soleada jornada, un espectacular desfile
"paralizó" la ciudad canguesa por momentos, pues centenar y medio de
figurantes recorrieron, incluso cuatro de ellos montados a caballo, la
principal arteria de la urbe en dirección al robledal de San Antonio.
La larga
comitiva, encabezada por las autoridades, así como la Banda de Gaitas
"Ciudad de Cangas de Onís" y la Asociación Folklórica Picos de
Europa, asistió a los combates de guerreros astures, previos a la proclamación
de Pelayo.
El próximo año
718 se cumplirán trece siglos de la primera sede del Reino de Asturias: en
Cangas de Onís. Y es que, este primer domingo de septiembre, con un caudaloso y
turbio río Salia -debido a las persistentes lluvias registradas en las últimas
horas, lo que obligó a aplazar la representación, programada para la noche del
sábado- el "¡Viva Pelayo, nuestro jefe!", atronó con fuerza, premiado
con cerradas ovaciones en la vetusta capital del Reino de Asturias (lne 1
septiembre 2017).
La Cruz no
estuvo en la Victoria
de Covadonga
La
historiadora del arte Raquel Alonso sitúa en el siglo XII el origen del mito de
que Pelayo enarbolase el emblema en la mítica batalla
Todo el mundo conoce el relato:
Pelayo y
sus guerreros, ocultos en el monte Auseva y perdida ya toda esperanza, se
encomendaron al Altísimo y se aprestaron a resistir al invasor musulmán, mejor
armado y muy superior en número. Pero bien por la habilidad de Pelayo como
estratega, por la intercesión divina o por la mera fortuna, los cristianos
lograron rechazar a las tropas musulmanas, armados únicamente con algunas
lanzas, un puñado de flechas y una cruz de madera...
No estamos, ahora lo sabemos, ante un
relato histórico. La naturaleza de la batalla de Covadonga, su propia
existencia incluso, han sido puestas en tela de juicio por numerosos
investigadores. En cuanto a la presencia de la Cruz de la Victoria en la batalla,
convertida siglos después en auténtico emblema de Asturias, es un relato que se
generalizó en el siglo XVI.
O eso se creía hasta ahora: una investigación de
Raquel Alonso, profesora de Historia del Arte de la Universidad de Oviedo,
documenta que la creación del mito de la Cruz en la batalla se produjo varios
siglos antes de lo que se pensaba, en concreto en el siglo XII.
Un hallazgo que
ha podido documentar al exhumar una copia del siglo XIV de un manuscrito del
XII, en el que se integra una miniatura de Pelayo blandiendo la icónica cruz.
Alonso acaba de publicar los resultados
de su investigación en la revista especializada "Journal of Medieval
Iberian Studies", en un artículo titulado "The cruces gemmatae of
Oviedo between the eleventh and twelfth centuries".
Un texto en el que la
historiadora del arte, que está inmersa en una investigación sobre la diócesis
de Oviedo en los siglos XI y XII y las figuras de los obispos Arias y Pelayo,
vincula la creación y difusión de este relato con una estrategia de reivindicación
de la diócesis de Oviedo, en un momento en el que el empuje de otras diócesis
amenazaba su independencia.
"En los siglos XI y XII lo que se
está construyendo es la identidad europea, y es muy frecuente que algunas
catedrales realicen este tipo de construcciones memoriales, con las que se
pretende reivindicar una memoria de la institución", explica la
historiadora. Una construcción que, en el caso de Oviedo, se desencadena en un
momento de crisis.
"La independencia de la diócesis se ve amenazada y los
obispos utilizan estrategias de este tipo para reivindicar su importancia. Es
algo que se conecta con la reivindicación de las reliquias: la intención de
crear conciencia y memoria", explica Alonso, que sitúa también en esta
época el origen del mito sobre la creación de la Cruz de los Ángeles por parte,
precisamente, de dos orfebres angelicales. Relatos de una época en la que,
cuando la historia se convertía en leyenda, los escribas reproducían la leyenda
(lne 25 marzo 2017).
Pelayo y Abamia:
entre la historia, el mito y la tradición.
Tres prestigiosos historiadores asturianos reflexionan sobre Abamia, Pelayo, la batalla de Covadonga, el primitivo reino de Asturias y las mil vueltas que se puedan dar a una realidad remota, sobre la que apenas hay trazos para juzgarla con la objetividad que la historia como ciencia requiere, pero que va mucho más allá del universo de leyendas y mitos (24 diciembre 2007).
7.- BIBLIOGRAFÍA.
La bibliografía sobre Pelayo, Covadonga y el Reino de Asturias, es cuantiosa y se ha ido generando a lo largo de los siglos. Aquí sew recogen algunos títulos significativos de la misma.Documentación antigua:
ANÓNIMO. (754). CRÓNICA MOZÁRABE. Es la más reciente a los hechos. El autor se lamenta amargamente de la "pérdida de España" a manos de los invasores árabes, pero silencia los hechos de la resistencia astur.
Barrau-Dihigo, Lucien (1989). Historia política del reino Asturiano (718–910). Silverio Cañada, ed. Biblioteca Histórica Asturiana. Gijón. ISBN 84-7286-273-9.
Bonnaz, Yves (2009). Chroniques asturiennes (fin IXe siècle) (Sources d'histoire médiévale). Editor: Centre National de la Recherche Scientifique.
Celtica (2020). Armando Besga Marroquín? ¿Quién era Pelayo? (celtica septiembre 2020).
CRÓNICAS HISPANO – CRISTIANAS ANTIGUAS, la llamada Albeldense y la de Alfonso III en sus dos versiones, "Rotense" y "a Sebastián", ambas escritas probablemente en Oviedo en el penúltimo decenio del siglo IX.
Cáceres Prat, Acacio (1887). Covadonga: Tradiciones, historias y leyendas.
Canella Secades F. (1918) . De Covadonga, que contribuye de forma destacada a la celebración del XII centenario de Covadonga y reúne gran información sobre el Santuario y su historia.
Fray Ramón Martínez Vigil (Santa María de Tiñana, 1840-Somió, 1904) fue un sacerdote dominico español, obispo de Oviedo.Entre las obras más importantes durante su obispado está la Basílica de Covadonga y el Seminario de Oviedo.
La Voz de Asturias L. Ordoñez (2021). Asturias y
Cantabria luchan por Pelayo, pero ¿qué dice la historia? (lavozdeasturias 30
junio 2021)
Roberto
Frassinelli y Burnitz (Luisburgo,
Baden-Wurtenberg, 1811 — Corao, 1887),
«el alemán de Corao». Fue
un dibujante, bibliófilo, anticuario, naturalista, arqueólogo de
origen alemán afincado en Corao, Cangas de
Onís. Realizó los diseños de la Basílica de Santa María la Real de
Covadonga de estilo neorrománico, dirigió las obras de la cripta.
Cuenta don Alejandro Pidal y Mon: «Su
verdadero teatro eran los Picos de Europa, Peña Santa, la Canal de Trea, los
gigantescos Urrieles asturianos. En ellos se perdía meses enteros, llevando por
todo ajuar un zurrón con harina de maíz y una lata para tostarlo al fuego de la
hierba seca, su carabina y cartuchos. Bebía agua en la palma de
la mano; carne sólo la del rebeco que abatía. Dormía entre las
últimas matas de enebro; se bañaba al amanecer en los solitarios lagos de la
montaña y al regresar de la penosa excursión a los Picos, se refrescaba
revolcándose desnudo sobre la nieve...».
Menéndez Pidal, Luis (1956). La Cueva de Covadonga. Santuario de Nuestra Señora la vírgen María. Espasa Calpe, S. A. Madrid.
Menéndez-Pidal y Álvarez, Luis (Oviedo 1896 -
Madrid 1975).
“El Paraje histórico-pintoresco de Covadonga”. Publicación: Alicante :
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2012. Boletín de la
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, núm. 16, primer semestre (1963). Entre 1935
y 1943 realiza el proyecto de la Capilla de la Santa Cueva de Covadonga en estilo neorrománico.
Pin d´Escola. Imágenes sobre Covadonga, basílica y su entorno.
Geldolpho Ryckel I., Abal de Lovaina (1635). Spelunca B. Mariae de Covadonga in Asturiis...Contiene una imágen de la Vírgen y otra de Pelayo..
Micheli y Marquez J. Historiador siciliano (1648). El Fénix Católico Don Pelayo, el restaurador.
Sánchez-Albornoz y Menduiña, Claudio (Madrid, 1893-Ávila, 1984) historiador y político español, ministro durante la Segunda República y presidente de su Gobierno en el exilio entre 1962 y 1971.
SÁNCHEZ-ALBORNOZ, C.,(1974-1975).
Orígenes de la nación española. Estudios críticos sobre la
historia del Reino de Asturias, tomos I, II y III. CSIC. Oviedo.
TESTIMONIOS DE ALGUNOS DIPLOMAS ASTURES. Entre ellos destaca la famosa donación de Alfonso II en el 812 a San Salvador de Oviedo.
TRADICIÓN HISTORIOGRÁFICA MUSULMANA. Representada por Ibn Hayyan e Isa al-Razi.
De la Madrid Álvarez, V., coordinador.; Barón, J., Glez Santos J y Palacio Álvarez A. (2015). "El Santuario de Nuestra Señora de Covadonga". Ed. TREA.
El País, Eduardo Manzano Moreno (2015). La batalla de Covadonga: mitos y hechos (elpais 20 abril 2015).
Feria Internacionel de Muestras de Asturias (FIDMA) de Gijón. Pabellón del Gobierno del Principado. Comisario y discurso expositivo Javier Rodríguez Muñoz (2018). Exposición "El Reino que nació en Asturias.
Heraldo de Aragón. Antonio Paniagua (2020) “Es imposible
demostrar la existencia de don Pelayo (heraldo 1 marzo 2020).
La Nueva España, Álvaro Suárez (2018). La batalla de Covadonga, un mito labrado con referencias bíblicas(lne sábado, 14 julio 2018).
La Nueva España, J. M. Carvajal (2017). Cangas encumbra a Pelayo (lne 11 septiembe 2017).
La Nueva España, Siglo XXI, C. Labra y F. Torre (2017). El alma triple de Covadonga (lne 3 septiembre 2017).
Museo Arqueológico de Asturias (2018). "1.300 años del origen del Reino de Asturias. Del fin de la Antigüedad Tardía a la Alta Edad Media en la Península Ibérica (650-900)", dentro de la triple conmemoración de 2018 en Asturias (Oviedo12 y 14 de julio de 2018) .
Se encuentra recopilada en ésta página WEB dentro de la BIBLIOGRAFÍA del REINO DE ASTURIAS.
La Nueva España, Franco Torre (2017). La Cruz no estuvo en la Victoria de Covadonga (lne 25 marzo 2017).
Se ha fragmentado la información sobre HISTORIA en los siguientes capítulos:
- La primera bandera de Asturias. La tutela de la Iglesia en el Reino de Asturias.
- Cómo era la corte del reino de Asturias.
- Todos los Reyes asturianos. Desde D. Pelayo a Alfonso III el Magno.
- Origen de Oviedo y el Arca Santa.
- Historia, origen y Curiosidades de Gijón
- Historia de Mieres. Condado de Mieres
- Señorío de Avilés.
- El Territorio del Privilegio de Teverga
10.- BIBLIOGRAFÍA REINO DE ASTURIAS.
Camino a Santiago por Asturias
Rutas descritas en los Picos de Europa
La sidra, rito, elaboración, clases, etc.
Los quesos asturianos, certámenes, fiestas, etc..
Travesía Gijón - Covadonga / Xixón - Cuadonga
DATOS DE INTERÉS. REFUGIOS DE MONTAÑA.
Humor asturiano, "En defensa del peu", por D. Xosé Caveda